
Fotomontajes en campañas electorales
y contrapropaganda digital
y contrapropaganda digital
Tíscar Lara profesora-asistente de Periodismo en la Universidad Carlos III de Madrid.
Parece que a partir de ahora no habrá campaña política-electoral sin una nutrida dosis de fotomontajes y retoques de los candidatos y de sus adversarios políticos, quizás mal asesorados por "publicistas" y diseñadores gráficos sin medir las consecuencias para sus clientes.
Los fotomontajes y retoques digitales a las imágenes de candidatos y políticos, sea cual sea su intención, contenido y tratamiento, se están convirtiendo en una moneda de cambio. Esto no equivale al “todo vale”, sino que hay que reivindicar la necesidad de una cierta ética en la elaboración de los mensajes. Todas las opiniones son aceptables, pero siempre que sean manifestadas desde el respeto, algo bastante ausente en el caso de las campañas políticas peyorativas.
El diario Metro recoge hoy la presencia de este tipo de imágenes en las elecciones de Galicia, el fotomontaje alude a la fotografía supuestamente retocada de Manuel Fraga, candidato del PP; la imagen de un Manuel Fraga rejuvenecido en el cartel electoral para las elecciones gallegas ha suscitado de nuevo la polémica en cuanto a la ética del retoque digital. Desde que existe Photoshop, y mucho antes con técnicas más tradicionales, los responsables de las campañas políticas han buscado la forma de que sus candidatos parezcan más jóvenes, más lozanos y que inspiren más confianza. Para ello echan mano de cualquier elemento y técnica que contribuya a ese objetivo: desde elementos de composición hasta los más sofisticados retoques digitales. No se trata sólo de suavizar arrugas, también influye el tipo de luz empleada, el encuadre, el blanqueo de los dientes, la corrección de manchas, etc.
Por su parte, Manuel Fraga afirma que la foto "no está retocada, sino hecha por un buen fotógrafo" y ha declarado a los medios de comunicación que pese a lo que digan él no tiene arrugas ni en la imagen electoral ni en la vida real.
Su rejuvenecida imagen en el cartel electoral y la polémica que ha suscitado ha tenido su eco en la blogosfera y son muchos las bitácoras que comparan la imagen real de Fraga con la de su foto como candidato. Pero esto no se queda ahí, sino que por el contrario, algunos grupos utilizan la fuerza de la imagen para manifestar su oposición a la gestión de los gobernantes. La contrapublicidad digital supone una nueva forma de protesta frente a la sociedad de consumo. Toma los referentes iconográficos de los diseños publicitarios y construye nuevos mensajes que contestan a los productos que se publicitan. Algunos de estos fotomontajes son espontáneos y otros suelen estar organizados en campañas desde diversos grupos; la contrapublicidad supone una excelente herramienta para trabajar conceptos de publicidad, comunicación y consumo desde un plano reflexivo y de producción, planteando proyectos artísticos de fotomontajes con sentido crítico como las de Adbusters o Guerrilla Gráfica para fomentar la creación de nuevos anuncios a partir de publicidades reales (aportando, por ejemplo, revistas en papel para que puedan seleccionar anuncios que les inspiren alguna modificación/contestación/contramensaje). En este caso en concreto, se hace de algunos elementos de contrapublicidad al imitar el logo de una reconocida clínica de cirugía estética española y deformarlo hasta generar un nueva marca, “Corporación Photoshóptica”.